25 de julio de 2012

Cómo perdió la voz el danto


Recopilación  Deborah Webster
Cuento Mískito

Un día, un danto caminaba por la orilla de un río y un mono congo lo observaba desde la rama de un árbol.

En esos tiempos, el danto y el mono congo no tenían la voz que tienen en la actualidad. El mono congo sólo sabía silbar, mientras que el danto tenía una voz fuerte.

Actualmente, los que conocen la montaña saben que el danto sólo sabe silbar y que tiene una voz débil; pero en aquellos tiempos, el danto, con su vocerrón, le preguntó al mono congo:

-¿Cómo estás? ¿En qué estás pensando, sentado en esa rama?

-Hasta ahora logro escuchar tu hermosa voz -dijo el mono congo silbando.

-Si mi voz te parece hermosa, entonces te daré un poco de ella si tú me das una parte de la tuya -le contestó el danto.

-Me parece bien, cambiemos de voz le dijo el mono congo. Los dos intercambiaron entonces la voz. Y el mono congo, ya con la voz del danto, le dijo:

-Tu voz me parece muy linda.

Después de decir esto subió al árbol, mientras el danto, enojado, dijo desde el suelo:

-¡Bájate y devuélveme mi voz!

Pero lo dijo silbando. Entonces, el mono congo, riéndose, respondió:

-No entiendo lo que dices, solamente te escucho un silbido.

Desde entonces, el mono congo no baja de los árboles, por temor al danto. Cuando tiene sed, sólo grita desde arriba. Además, deja caer su mierda a la orilla de las quebradas para provocar la cólera del danto.

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